El ascenso a la fama y la búsqueda del éxito son dos aspectos que muchas veces deforman la personalidad de quienes están frente a las cámaras para regalarle al público cualquier talento que Dios le haya regalado.

Sin embargo, este no es el caso de Isidro Chávez Espinoza, mejor conocido como Espinoza Paz. Un joven cantautor que ha sabido llevar la esencia de su personalidad a cualquier escenario del mundo donde ha proyectado su voz.

A sus 36 años de edad ha sabido ganarse el amor y la admiración de una audiencia que corea sus canciones a todo pulmón en cualquier presentación en vivo, y que además lo apoya en las distintas áreas de su vida profesional y personal.

Su ascenso a la palestra musical no fue de casualidad, pues desde muy pequeño demostró sus dotes de compositor y cantante, cualidades que de inmediato despertaron su curiosidad por tener una prolífera carrera musical

Cuando apenas tenía 11 años, el joven músico compuso su primera canción, dedicada al amor, un sentimiento que se convirtió luego en la inspiración de una veintena de canciones que ya tenía escritas para cuando alcanzó la adolescencia.

Fue la pérdida de su adorada madre, a los 13 años de edad, la que le hizo dar un giro definitivo a su futuro artístico, pues en nombre de su progenitora decidió llamarse Espinoza Paz, en honor a la señora María de la Paz Espinoza.

El incentivo

El padre de Espinoza Paz le envió dinero desde los Estados Unidos con el que decidió comprarse una guitarra y darle rienda suelta a todo el talento que llevaba dentro de sí. Esto no fue más que un incentivo para su carrera musical.

Poco después del gesto de su progenitor, el músico decidió radicarse en Sacramento, California, desde donde ubicó diversas plataformas de proyección y su amor por el arte y las tonadas fue creciendo vertiginosamente.

Desde siempre lo tuvo claro, sin embargo, al llegar a tierras norteamericanas, afianzó su interés por la música norteña y ranchera. Siempre tuvo claro que quería rendirle honor a la patria que lo vio nacer en 1981.

Otra persona clave en la vida de Espinoza Paz fue Daniel Sheree Kent, quien a través de su amistad con el músico lo ayudó a inspirarlo a escribir temas y a perseguir sus sueños como cantante y astro de la música latina.

Desde entonces, Espinoza Paz encontró su camino como músico de un género que pronto lo saltaría a la fama y lo haría ganar miles de seguidores alrededor del mundo. Todo estaba destinado para que así lo fuese.

 

Personalidad fuerte

A diferencia de muchos músicos que se van de México para buscar mejores horizontes, Espinoza Paz supo mantener sus raíces rancheras. Desde muy chico sintió inclinación por vestimentas propias de ese género musical y hasta la fecha aún las lleva.

Su personalidad, fuerte y vibrante, lo hace un personaje único y fácil de sacar del montón, característica que le ha valido el aplauso del público y el cariño de una legión de fans que los siguen adondequiera que se dirija con su música y sus letras.

Es quizá ese carácter firme el que lo ha llevado a tener una carrera tan prolífera y sólida dentro de una industria en la que es fácil ser olvidado u odiado sin razón aparente. La prensa no ha tenido motivos para despotricar de su impecable trayectoria.

El ascenso

Desde 2010, Espinoza Paz no ha parado de subir en una escalada de éxito y bendiciones en su carrera. Fue un año que le permitió hacer sonar su nombre a escala internacional y convertirse en todo un fenómeno de la música ranchera.

Temas como "Besitos en el cuello" o "Prohibido" marcaron el despegue de su recorrido musical. Uno que también le ha valido la colaboración de otros cantantes como David Bisbal, Paulina Rubio, Ricardo Montaner y el mismísimo Juan Gabriel.

Seis placas musicales, todas certificadas oro o platino en Estados Unidos y México, dan fe de que este joven de la música tradicional mexicana nació para brillar en los escenarios en los que ha tenido la oportunidad de presentarse.

Su público ansía ver qué trae de nuevo y qué otras colaboraciones inesperadas Espinoza Paz prepara para sacudir el mundo de la música y deleitar al  mundo con su voz fuerte y melodiosa.